—¿Qué te preguntan? Quienes miran
tus pinturas ¿qué te dicen? —Inquiere Susana T, escritora y organizadora de
muestras culturales.
Las preguntas y los comentarios
varían mucho según la condición de quien asiste. Se trata de un amigo que me
conoce de tiempo atrás. Es un paseante fortuito que llegó con curiosidad, es un
artista… o le gusta el arte…
a) La pregunta más frecuente cuando
observan la pintura de un paisaje que incluye personas que se mueven en el
recinto del cuadro es: ¿de dónde tomé los personajes? Casi como en un cuento o
una novela. Son los que estaban respondo y después aclaro. Son personajes del
lugar que hacen una tarea típica, pescan, venden libros, caminan, corren, hacen
ciclismo… No necesariamente estaban en el lugar exacto donde pinto, ni ese día,
ni a esa hora. Formaban parte del entorno. Generalmente tomo muchas fotos de personas.
b) Durante el diálogo puedo ser yo quien
pregunta y refiriéndome a un aspecto en particular puedo querer saber que
piensan que intenté representar. Las respuestas suelen ser muy variadas, desde
un puente hasta una cuerda con ropa tendida.
c) Los comentarios anteriores son típicos
de la escritura, cuando se deja un hueco en el relato. He encontrado respuestas
que jamás hubiera imaginado.
En el balneario quienes visitan la exposición
suelen tener características propias. Es sabido que en abundará la propuesta
artística, de modo que potencialmente puede haber mucha gente con ver las
obras, puede querer apreciar el nivel de las pinturas, puede querer tomar
ideas, puede ser un curioso del pueblo, saber que han pintado cada año. Muy
pocos entrarán pensando que pueden adquirir una obra.
Piriápolis tiene una larga rambla
que sigue la línea costera. Frente a ella se concentra un gran número de
comercios. Los días de mal tiempo para la playa un mar de gente se apretuja
sobre los comercios, ingresa a cada galería mira ofertas. El pasillo del
Espacio Miramar está repleto, no hay mucho que ver en los comercios, la gente
llega al final y mira hacia la exposición, muchos ingresan, otros solo miran
por un breve instante y se vuelve.
En general se asoman a la puerta
y miran hacia adentro. Hay quienes ingresan a la exposición y quienes no. Es
como si hubiera alguien ahí dentro que les dijera: «Qué haces tú aquí? En una
exposición de pintura. ¿Qué sabes tú de eso? Quizá se pregunten ¿y si no me
gusta y me quiero ir enseguida? Y pensarán que todos los ojos van a estar
pendientes de la persona. Son muchos lamentablemente los que proceden así. Es
un balneario, no hay reglas de vestimenta, no hay entradas que pagar (quizá
haya que decirlo). Por qué no decir observe el conjunto y vea que cuadro le
llama más la atención. No cual es más bonito. Acérquese y obsérvelo durante
varios segundos, ¿treinta? Si nada en él le llama la atención puede probar
mirar otro, observar el comportamiento de las personas que ven la exposición
(si las hay) o simplemente darse media vuelta y salir caminando despacio.
Digamos que fue su primera experiencia en una exposición de pintura. Intente
otra en algún momento, quizá sea mejor ir con un amigo.